Los Freikorps, cuyo espíritu invocaba abiertamente las SA y las SS, fueron el puente histórico que unió las Stosstruppen y las Waffen-SS. Esta victoria sobre el tiempo debe arrebatarse a la derrota, no por los meticulosos planes del Estado Mayor General, calificados por Hitler como derrotistas, sino por el espíritu ofensivo de luchadores fanáticos. No es una coincidencia que el hombre puesto al frente de la primera formación de las Waffen-SS, la Leibstandarte Adolf Hitler, fuera Joser “Sepp” Dietrich, un antiguo miembro de los Freikorps y veterano de la batalla de Annaberg.
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